El ST (Síndrome de Tourette) está incluido en el Manual DSM-5, dentro de los Trastornos del Neurodesarrollo, y dentro de este grupo, en los Trastornos Motores [realmente en la DSM-5 viene nombrado como Trastorno de la Tourette]. La definición clínica de este cuadro es la siguiente:

A. Los tics motores múltiples y uno o más vocales han estado presentes en algún momento, aunque no necesariamente de forma concurrente.
B. Los tics pueden aparecer intermitentemente en frecuencia, pero persisten durante más de un año desde la aparición del primer tic.
C. Comienza antes de los 18 años.
D. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra afección médica.

También se especifica la posibilidad de existencia de comorbilidad con el TDAH o TOC.

Dicho esto, siempre me ha llamado la atención cómo un cuadro tan sumamente complejo y heterogéneo, se puede definir [toda la variabilidad de cuadros/sintomatología] en unos criterios tan simples. Resumiéndolo, existen los siguientes «tipos» o «perfiles» de ST o realidades clínicas:

A. Síndrome de Tourette: criterios DSM-5, mencionados anteriormente. Ausencia de sintomatología neurocognitiva y/o psicológica.
B. Síndrome de Tourette [criterios DSM-5] + TDAH [criterios DSM-5].
C. Síndrome de Tourette [criterios DSM-5] + TOC [criterios DSM-5].
D. Síndrome de Tourette [criterios DSM-5] + TDAH [criterios DSM-5] + TOC [criterios DSM-5].

Si de otros cuadros del neurodesarrollo -menos complejos- como el TDAH, existen varios tipos [TDAH predominante Inatento, Combinado, etc.] y otros cuadros como los TEA también existen diferentes subtipos [grado 1, grado 2, etc.], ¿por qué no se podría plantear desarrollar algo similar con el ST?. Sería algo que facilitase la práctica clíncia, por ej.:

A. ST tipo 1 [sólo criterios del DSM-5].
B. ST tipo 2 [además de los criterios para el ST, debe existir alteración en el área neurocognitiva o psicológica].
C. ST tipo 3 [además de los criterios para el ST, debe existir alteración en el área neurocognitiva y psicológica].

También considero un error conceptual -muy habitual en la práctica clínica- «sumar» trastornos de las mismas «especialidades» [trastornos del neurodesarrollo]. Por ej., decir: TEA + TDAH; NF1 + TDAH; TEL + TDAH, etc. Las alteraciones atencionales del primer ejemplo, están incluidas en el cuadro TEA, por tanto, el diagnóstico es un TEA. Lo mismo pasa con el segundo ejemplo. Y en el tercer ejemplo, pues con toda seguridad ese cuadro no será ni un TDAH ni un TEL.

Por tanto, creo que aunque toda la bibliografía hable de «un sólo tipo de ST», las realidades clínicas evidencian que no es así. Y si hay «varios tipos» o «perfiles» de ST, sería aconsejable delimitarlos, definirlos y filiarlos de la manera más coherente posible. Pienso que es un error clínico y teórico decir: el ST se define como la presencia de tics, etc., pero también puede ser comórbido o existir también tal sintomatología. Si existe, ¿no es lo lógico y coherente incluirlos y definirlos como se hace con los tipos de TDAH, TEA, etc.? Simplemente como se hacen también con otros cuadros como el TEL «plus», se podría nombrar así: ST «plus». Y si no se incluyen estos perfiles dentro de los cuadros ST, ¿tal vez se deberían de definir como entidades clínicas propias? La evidencia clínica es que nos encontramos con cuadros que cursan con: tics [motores/fónicos] + alteraciones neurocognitivas + alteraciones psicológicas. Incluso siendo más estrictos, las alteraciones psicológicas, se podrían dejar al margen ya que por ej., un cuadro tipo TOC puede aparecer en diversidad de cuadros [TDAH. TEA, TANV, DAMP, etc.] aunque en los ST, sea estadísticamente significativo su presencia.

Bajo ningún concepto con esta reflexión se pretende cambiar o imponer una nueva filiación del ST. Si no poner sobre la mesa la propuesta o la idea clínica de profundizar a nivel conceptual de este cuadro tan amplio, diverso y complejo.

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José Mª Valderrama
Neuropsicólogo Pediátrico
Nº Col. AN08272